sábado, mayo 10, 2008

2. Un nuevo comienzo

Mi mamá como siempre feliz de verme tocar y por supuesto ya sabía de la beca, aunque siempre parecía como si no lo supiera para poder invitarme a nuestro restaurante favorito y así celebrar esos tres grandes acontecimientos que ocurrían en mi vida por esos días. Francisco por el contrario estaba sorprendido, se le vio en la cara inmediatamente fue a felicitarme. En realidad no le puse mucha atención, por que todavía no estaba segura de decirle que se fuera conmigo. Sin embargo, iba con nosotras a cenar y luego a celebrar mi cumpleaños. Quería aprovechar para hablar con él en algún momento después de la cena.

En el restaurante el ambiente estaba tenso y la cara de Francisco pasaba de la sorpresa a la rabia y el desespero, más que nada por que no podía estar a solas conmigo para que habláramos y comenzó a impacientarse, pues yo todo el tiempo estaba riéndome y hablando con mi mamá. Comenzamos a planear el viaje y a divagar en cómo sería mi vida en Boston.

- Débora ¿podemos hablar un momento?
- ¿Y mi mamá?
- Es sólo un segundo… ¿Raquel, cierto que tú nos esperas un momento?
- Si claro, vayan tranquilos.

Estuvimos afuera veinte minutos, yo lograba ver a mi mamá a través de la ventana que conecta con nuestra mesa, veía su reloj y trataba de vernos de reojo tratando de esperar con tranquilidad, mientras que Francisco seguía discutiendo acerca de mi viaje y del por qué nunca le había dicho ni una sola palabra sobre este asunto. Mi respuesta lo inestabilizó, lo dejó frío y totalmente sin piso.

- Me voy Francisco… Y quiero irme sola.

Su rostro se desfiguró por completo, nunca en cinco años de relación lo había visto así. Yo sabía que él no quería conocer otras cosas, que ya tenía su vida arreglada y simplemente quería seguir con su mismo empleo, casarse y tener hijos cuanto antes. Yo lo entendía por que era un hombre de treinta y cinco años que quería tener su propia familia, pero en este momento de mi vida era echarme la soga al cuello. Mi vida profesional estaba a punto de comenzar y no quería hacerlo aquí. Él no quiso volver a entrar y yo entré con un aire de tristeza combinado con algo de esperanza. Mi mamá de inmediato se dio cuenta, pero prefirió no pronunciar palabra alguna.

No hay comentarios: